La Tartamudez o Trastorno de la fluidez de inicio en la infancia, es una Alteración de la fluidez y la organización temporal normales del habla que son inadecuadas para la edad del individuo y las habilidades de lenguaje, persisten con el tiempo y se caracterizan por la aparición frecuente y notable de uno (o más) de los siguientes factores:

1. Repetición de sonidos y silabas. Por ejemplo “pe-pe-perro” y palabras monosilábicas “Y_y_y_yo voy”
2. Prolongación de sonido de consonantes y de vocales. Por ejemplo: “AAAaaaqui estoy profesora”
3. Palabras fragmentadas (p. ej., pausas en medio de una palabra).
4. Bloqueo audible o silencioso (pausas en el habla, llenas o vacías). Por ejemplo “—QUIEro ir recreo —PPOOR favor”
5. Circunloquios (sustitución de palabras para evitar palabras problemáticas).
6. Palabras producidas con un exceso de tensión física.
7. Repetición de palabras completas monosilábicas (p. ej., “Yo-Yo-Yo-Yo lo veo”).

La alteración causa ansiedad al hablar o limitaciones en la comunicación eficaz, la participación social, el rendimiento académico o laboral de forma individual o en cualquier combinación. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo. La alteración no se puede atribuir a un déficit motor o sensitivo del habla, disfluencia asociada a un daño neurológico (p. ej., ictus, tumor, traumatismo) o a otra afección médica. Otras definiciones son:

• La tartamudez se caracteriza por repeticiones o prolongaciones involuntarias, audibles o silenciosas, en la emisión de elementos de habla cortos que ocurren con frecuencia y no son fácilmente controlables. Las interrupciones van acompañadas de actividades accesorias que involucran el aparato de habla o estructuras corporales. También incluye la presencia de un estado emocional que va desde una condición general de excitación o tensión hasta emociones negativas más específicas (vergüenza, irritación, miedo, etc.) (Wingate, 1964)
• La tartamudez es una interrupción del habla que el hablante experimenta como pérdida de control (Perkins et al., 1991).

Algunas cifras:

• La tartamudez afecta alrededor del 1% de la población escolar, mientras que las disfluencias típicas impactan alrededor del 4% al 5%.
• El riesgo más alto de desarrollar tartamudez ocurre entre los 3 y 4 años de edad.
• Si la tartamudez persiste por más de 6 meses, es probable que se convierta en tartamudez crónica.
• La tartamudez afecta más a niños que a niñas en una proporción de 4 a 1.
• Las niñas tienen mejores probabilidades de mejora en comparación con los niños.
• La intervención temprana, especialmente antes de los 5 años, es fundamental para el tratamiento y la remisión de la tartamudez.